El Hombre en Busca de Sentido (tarea 4)

PERDIDA DE LIBERTAD
No creo que cualquiera de nosotros, compañeros de estudio, pueda hablar de pérdida de libertad como lo hace el autor en el libro, y menos aún cuando las causas son tan absurda por la cual sufrieron las personas en ese campo de concentración, tales como, por: raza, color, nacionalidad, sexo, condición social, creencias religiosas o políticas, etcétera.
Aunque, pudiésemos pensar que en los actuales momentos, independientemente de la posición política del venezolano, se está viviendo una pérdida de libertad de dialogar entre los venezolanos, por simplemente tener un pensamiento diferente, ser de distinta clase social, etcétera.
Por lo tanto, escribir un texto en el cual se compare una experiencia de pérdida de libertad como lo ha descrito Frankl en su texto, no creo haber vivido; sin embargo, para elaborar este trabajo redactaré una experiencia personal, que si no es de pérdida de la libertad, se trata de algo parecido quizás a lo que más sintió el autor, el miedo o temor, al no saber sí serían llevados a la cámara de gas.

Miedo a lo desconocido
Aproximadamente a los trece (13) años de edad, me encontraba jugando con mis compañeros de estudio, en casa de uno de ellos, en un momento caí sobre mi brazo derecho y produjo un fuerte dolor, ninguno de nosotros no dijo ninguna palabra de lo sucedido. Cuando mi mamá fue a buscarme le conté lo ocurrido, pero le dije que casi no tenía dolor. Al llegar a la casa, le dije lo ocurrido a mi padre, quien se preocupó mucho porque podía existir una fractura del hueso, pero lo que más le preocupaba era el posible punto de fractura del hueso, ya que si era en la cabeza del hueso, como solo tenía 13 años, no iba crecer y por lo tanto se me iba a quedar más pequeño que el otro. En ese instante, fue que quizás pude sentir “un miedo”, algo comparable a lo que sintió el autor en esos momentos.
El mensaje más importante que transmite el autor en ese documento, no es la pérdida de libertad, sino el ultraje y abuso de poder de los guardias y de aquellos presos llamados “capos”, mayor aún, ese miedo y temor por saber si al día siguiente aun seguirían vivos.